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El hombre que menstruó

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Despierto exaltada de nuevo, resultado de la misma pesadilla que he tenido los últimos cuatro días. Me quedo acostada, viendo hacia el techo por unos segundos que me parecen eternos. Volteo a mi derecha, el reloj digital marca las dos de la madrugada; estoy sudando frío, toco mi frente para secarme un poco y disponerme a dormir. Ya sufrí la pesadilla ésta noche, supongo que no se presentará de nuevo; al menos no hoy. La alarma me despierta a las siete de la mañana. Me asomo por la ventana y el día promete ser caluroso. Bajo a la cocina y mi amiga Cecilia ya está desayunando. Le doy los buenos días con una sonrisa, me sirvo un poco de leche y me siento en una silla junto a ella. — Tuve el mismo sueño — le digo seriamente. — ¿Exactamente el mismo? — me pregunta, mientras aleja lentamente el pan de su boca. — Exactamente el mismo — le respondo sin verla a los ojos. — Talvez tu cerebro quiere recordarte algo que viviste; que pasó cuando eras pequeña y no lo recuerdas — me com

Los Girasoles

Aún recuerdo que le conté a Jacobo aquella historia que mi mamá me narraba cuando era pequeña. Decía que, el primer girasol nació una noche hace miles de años. Estaba tan triste al ser la única flor en aquella pradera, que estuvo cabizbaja por muchas horas, hasta que se dio cuenta que el cielo comenzaba a cambiar de color. La oscuridad empezaba a tornarse de un azul precioso al mismo tiempo que una luz amarilla intensa salía del horizonte. Se divisó cómo una llama subía hasta posarse en el cielo, observando a aquella flor solitaria; que había levantado su cabeza al ritmo con el que el sol se acomodaba en aquel inmenso e infinito cielo. Se sentía tan cálida, tan feliz, que soltó miles y miles de semillas por toda la pradera. A los días, comenzaron a nacer más y más flores; hermosos girasoles llenaron aquel bello paisaje en tan solo tres días.   Desde que asesinaron a mi flor en el piso del dormitorio, mantengo y cuido a un girasol que reposa en un florero encima de la mancha de

Bendita Muerte

“¡No sabría explicarte qué es lo que está pasando exactamente, Miriam! ¡Las personas solo corren de un lado a otro huyendo de lo que parece ser nada! Se observa que algunas personas sostienen en mano sus pasaportes, queriendo abandonar su país. Se dirigen al aeropuerto, a sus embajadas… Los oficiales tratan de mantener la paz en la ciudad guiándolos hacia una ruta de evacuación alterna que los pondrá a salvo de lo que se ha transformado en una histeria colecti… dios santo… ¡¡Pero qué veo!! ¡Los están matando, Miriam! ¡¡LOS ESTÁN…!!” Así se cortó la transmisión de un reportero de radio mientras huían de los policías en aquella patrulla robada. Lucía manejaba a toda velocidad por las calles oscuras; llegó al puente rodeado por agua y su miedo creció considerablemente. David, con una mano se sostenía de la puerta, sus pies hacían la acción de frenar, inútilmente. Giró su cabeza hacia Lily, que iba llorando, así que la tomó de la mano y giró hacia enfrente. Lucía, desesperada, ll

6:37

Un ruido estático provoca que despierte. Abro los ojos lentamente; estoy acostada boca arriba en la cama, bajo mis cobijas. Al fondo, una luz roja hace contraste con la oscuridad que me rodea, logro distinguir la alfombra azul que cubre el suelo de mi habitación. Quiero encontrar el origen de ese sonido, pero me doy cuenta de que mis brazos, piernas y abdomen están quietos, pesados, paralizados. Con mis ojos, procurando dejarlos dentro de sus cavidades, examino el espacio a mí alrededor. Es mi habitación; logro observar el librero, el armario, la ventana, la noche que carece de luz de luna y la luz roja que apunta hacia el suelo debajo de mi cama. Algo me detiene, no me deja levantarme; comienzo a ponerme nerviosa. Respiro rápidamente, trago saliva, intento moverme, sin lograrlo. Después de lo que me pareció una eternidad, veo cómo la cobija que tengo sobre mí empieza a caer muy lentamente al suelo. Mis ojos giran lo más que pueden hacia la izquierda para ver qué es lo que pr